Sin duda alguna, la batalla más importante
ganada por el imperio del dólar no es otra que la batalla cultural o la batalla
propagandística. Muy lejos de lo que nos
muestran películas como Rambo III, La Guerra de Charly Wilson, La Bestia de la
Guerra y un largo etcétera donde se muestran a los soviéticos como la mayor
máquina genocida de la historia, los soviéticos intentaron, con mayor o menor
pericia, mejorar en todos los aspectos posibles las condiciones
de vida de un pueblo, el afgano, cuyo régimen feudal causaba estragos a miles de campesinos.
Afortunadamente, lejos de las patrañas hollywoodienses
y demás historietas de los medios de
manipulación masiva, la realidad de la República Democrática de Afganistán era
otra bien distinta.
No exhibiré datos estadísticos ya bien
sabidos por los seguidores de este blog, sino una serie de imágenes de los
proyectos más ambiciosos, que distan mucho de los escandalosos casos de corrupción
del actual gobierno títere de Karhzai, como el caso Bank Of Kabul, y otros
muchos acontecidos bajo la mano del BM (Banco Mundial).
Planta hidroeléctrica en Naglu, río Kabul construida con la colaboración de la URSS en la década de los años 60.
Planta hidroeléctrica en Naglu en la actualidad.
Planta hidroeléctrica de Jalalabad construida con asistencia de los soviéticos.
Fábrica de fertilizantes construida con ayuda soviética en la provincia de Mazar-i-Sharif.
El ingeniero Abdul Khak y el técnico soviético Nikolai Fomin trabajando juntos en la plante de fertilizantes de Mazari-i-Sharif.
La planta de fertilizantes aún sigue en pie, pero no vemos que la iniciativa privada supla a la en su día incipiente y ahora abandona industria afgana.
Silo para guardar grano de construcción soviética.